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Dimensionando la Historia Terrestre
La comprensión de la historia humana, desde sus raíces
prehistóricas más profundas hasta las complejidades de las civilizaciones
antiguas, requiere ineludiblemente una apreciación de la escala temporal en la
que se inscribe. El concepto de "Tiempo Profundo" (Deep Time),
popularizado por John McPhee a partir del trabajo de geólogos como James Hutton
y Charles Lyell, se refiere a la inmensa cronología de la historia geológica de
la Tierra, una extensión temporal que empequeñece la duración de la existencia
humana y redefine nuestra percepción del cambio y la permanencia. Antes de
adentrarnos en la Era Cenozoica, el escenario inmediato del ascenso de los
mamíferos y la evolución primate, es fundamental delinear las características
definitorias de las vastas extensiones de tiempo que la precedieron: el
Supereón Precámbrico y las Eras Paleozoica y Mesozoica del Eón Fanerozoico.
Esta exploración no solo establece el marco cronológico, sino que también
revela los procesos geológicos y biológicos fundamentales –la formación del
planeta, el origen de la vida, la oxigenación de la atmósfera, la tectónica de
placas, la aparición de la multicelularidad compleja y las grandes extinciones
en masa– que configuraron irrevocablemente el mundo que eventualmente heredaría
el linaje humano. La Escala de Tiempo Geológico, estandarizada y continuamente
refinada por la Comisión Internacional de Estratigrafía (ICS), proporciona la
nomenclatura y las divisiones jerárquicas (Eones, Eras, Periodos, Épocas,
Edades) que estructuran esta narrativa de miles de millones de años.
"La inmensa cronología de la historia geológica de la Tierra, una extensión temporal que empequeñece la duración de la existencia humana y redefine nuestra percepción del cambio y la permanencia"
El Supereón Precámbrico: La Larga Aurora
de la Tierra y la Vida (c. 4.54 Ga - 541 Ma)
Abarcando aproximadamente el 88% de la historia total
de la Tierra, el Precámbrico no es un Eón formal, sino un supereón que agrupa
los tres primeros eones: Hádico, Arcaico y Proterozoico. Este inmenso lapso
temporal se caracteriza por la formación y estabilización inicial del planeta,
el origen de la vida y su lenta evolución en formas predominantemente
microbianas, y transformaciones atmosféricas y climáticas radicales. El
registro fósil es comparativamente escaso y a menudo ambiguo, dominado por
evidencias indirectas y estructuras biogénicas como los estromatolitos.
- El Eón
Hádico (c. 4.54 - 4.0 Ga): Nombrado
en referencia al Hades infernal, este eón inicial cubre el periodo desde
la formación de la Tierra por acreción planetesimal hasta la aparición de
las rocas más antiguas conocidas. Fue una época de condiciones extremas:
diferenciación del núcleo metálico y el manto rocoso, formación de una
atmósfera primitiva (probablemente rica en dióxido de carbono, nitrógeno y
vapor de agua, pero sin oxígeno libre), y la colosal colisión que formó la
Luna. La superficie terrestre era probablemente volcánica y sometida al
intenso bombardeo de meteoritos y asteroides (el "Bombardeo Intenso
Tardío" o Late Heavy Bombardment, fechado a menudo cerca del límite
Hádico-Arcaico). Aunque la existencia de océanos líquidos tempranos es
plausible (evidencias de circones detríticos datados en >4.0 Ga
sugieren presencia de agua líquida), las condiciones eran hostiles para la
vida tal como la conocemos. No existen evidencias fósiles directas del
Hádico.
- El Eón
Arcaico (c. 4.0 - 2.5 Ga): Este
eón presencia la estabilización gradual de la corteza terrestre y la
formación de los primeros núcleos continentales estables (cratones). Los
océanos cubrían gran parte del planeta. La atmósfera seguía siendo anóxica
(sin oxígeno libre significativo). Es durante el Arcaico cuando emergen
las primeras evidencias sólidas de vida. Se trata de organismos
procariotas (bacterias y arqueas) relativamente simples, anaeróbicos o
quimiosintéticos. Los estromatolitos, estructuras laminares formadas por
la actividad de comunidades microbianas (a menudo cianobacterias
fotosintéticas en épocas posteriores), aparecen en el registro fósil del
Arcaico temprano a medio (c. 3.5 Ga). Hacia finales del Arcaico, es
probable que ya existieran diversas formas de fotosíntesis, incluyendo la
fotosíntesis oxigénica realizada por las cianobacterias, aunque el oxígeno
producido era rápidamente consumido por reacciones químicas con elementos
reducidos (como el hierro disuelto en los océanos, que precipitó formando
las formaciones de hierro bandeado).
- El Eón
Proterozoico (c. 2.5 Ga - 541 Ma): El eón más largo, caracterizado por cambios atmosféricos y
biológicos cruciales, aunque a menudo considerado un periodo de relativa
estabilidad evolutiva ("The Boring Billion", c. 1.8-0.8 Ga). El
evento más significativo fue la Gran Oxidación ("Great Oxidation
Event", GOE), ocurrida en el Paleoproterozoico (c. 2.4-2.1 Ga),
cuando la producción de oxígeno por las cianobacterias superó la capacidad
de los sumideros químicos, provocando un aumento significativo y
permanente del oxígeno libre en la atmósfera y los océanos superficiales.
Esto tuvo consecuencias dramáticas: una crisis para los organismos
anaeróbicos obligados y la posibilidad de metabolismos aeróbicos más
eficientes. El Proterozoico también vio la aparición y diversificación
temprana de las células eucariotas (con núcleo y orgánulos), probablemente
a través de procesos endosimbióticos (hace c. 1.8-1.6 Ga). La
multicelularidad compleja surgió más tarde, con evidencias de algas
multicelulares y, hacia el final del eón, en el Periodo Ediacárico (c.
635-541 Ma), la enigmática Biota Ediacárica: los primeros organismos
multicelulares grandes y complejos conocidos, de cuerpo blando y planes
corporales extraños, cuya relación con los animales posteriores es objeto
de debate. Geológicamente, el Proterozoico fue testigo de la formación y
fragmentación de supercontinentes como Rodinia y Pannotia, y de periodos
de glaciación global extrema ("Snowball Earth").
El Eón Fanerozoico: La Era de la Vida
Visible (c. 541 Ma - Presente)
El Fanerozoico ("vida visible") marca un
cambio drástico en el registro fósil, con la aparición y diversificación de
organismos con partes duras (conchas, esqueletos) que fosilizan mucho más
fácilmente. Se divide en las Eras Paleozoica, Mesozoica y Cenozoica. Aquí nos
centraremos en las dos primeras.
La Era Paleozoica (c. 541 - 252 Ma): La Explosión de la Vida Antigua y la Conquista de la Tierra
Esta era fue testigo de una extraordinaria diversificación
biológica, la colonización del medio terrestre y varias extinciones masivas
significativas.
- Periodo
Cámbrico (c. 541-485 Ma): Famoso
por la "Explosión Cámbrica", un evento (probablemente un proceso
extendido más que una explosión instantánea) de rápida diversificación
evolutiva donde aparecieron la mayoría de los filos animales modernos y
muchos otros extintos. El registro fósil (yacimientos excepcionales como
Burgess Shale y Chengjiang) revela una fauna marina diversa y a veces
extraña, dominada por artrópodos (como los trilobites), moluscos
primitivos, esponjas, equinodermos y los primeros cordados (ancestros de
los vertebrados). La adquisición de esqueletos y caparazones fue una
innovación clave.
- Periodo
Ordovícico (c. 485-443 Ma): Continuó
la diversificación marina ("Great Ordovician Biodiversification
Event"). Braquiópodos, briozoos, corales tabulados y rugosos,
graptolitos y grandes cefalópodos nautiloideos fueron abundantes.
Aparecieron los primeros peces agnatos (sin mandíbulas) con coraza ósea.
Posibles primeras incursiones de plantas y artrópodos en ambientes
terrestres húmedos. La era termina con la primera de las "cinco
grandes" extinciones masivas (Extinción Ordovícico-Silúrica),
probablemente ligada a una glaciación.
- Periodo
Silúrico (c. 443-419 Ma): Recuperación
de la vida marina tras la extinción. Evolución crucial de los peces:
aparecen los primeros peces con mandíbulas (gnatostomos), incluyendo
placodermos acorazados y acantodios ("tiburones espinosos"). La
colonización de la tierra firme se hace inequívoca: desarrollo de las
primeras plantas vasculares (como Cooksonia), capaces de
transportar agua y vivir fuera de ambientes acuáticos; aparición de los
primeros animales terrestres documentados (miriápodos, arácnidos
primitivos).
- Periodo
Devónico (c. 419-359 Ma): A
menudo llamado la "Edad de los Peces" por la gran
diversificación y dominio de los distintos grupos de peces, incluyendo los
placodermos gigantes (como Dunkleosteus), condrictios
(tiburones y rayas) y osteíctios (peces óseos). Dentro de estos últimos,
los peces de aletas lobuladas (sarcopterigios) dieron origen a los
primeros tetrápodos (vertebrados con cuatro extremidades), como Tiktaalik e Ichthyostega,
que comenzaron a explorar el medio terrestre. En tierra, se desarrollaron
los primeros bosques (con árboles primitivos como Archaeopteris),
proporcionando nuevos hábitats y alterando los ecosistemas terrestres. El
periodo finalizó con otra gran extinción masiva (Extinción del Devónico
Tardío), que afectó severamente a la vida marina, especialmente a los
arrecifes y placodermos.
- Periodo
Carbonífero (c. 359-299 Ma): (Dividido
en Misisípico y Pensilvánico en Norteamérica). Caracterizado por climas
cálidos y húmedos y la proliferación de extensos bosques pantanosos
dominados por licopodios gigantes, helechos arbóreos y colas de caballo,
cuyos restos formaron los grandes yacimientos de carbón actuales. Los
niveles de oxígeno atmosférico alcanzaron máximos históricos, lo que pudo
permitir el gigantismo en algunos artrópodos terrestres (libélulas
gigantes, miriápodos enormes). Los anfibios tetrápodos se diversificaron
notablemente. Aparecieron los primeros amniotas (vertebrados cuyo huevo
puede desarrollarse fuera del agua), que se dividieron tempranamente en
dos linajes: Sinápsidos (que conducirían a los mamíferos) y Saurópsidos
(que conducirían a reptiles y aves).
- Periodo
Pérmico (c. 299-252 Ma): Los
amniotas se convirtieron en los vertebrados terrestres dominantes. Los
sinápsidos (como Dimetrodon y terápsidos posteriores)
fueron particularmente exitosos. Los reptiles saurópsidos también se
diversificaron. Las condiciones climáticas se volvieron gradualmente más
secas y frías a medida que las masas continentales se unían para formar el
supercontinente Pangea. La flora cambió, con la expansión de gimnospermas
adaptadas a la sequía (como las coníferas). El Pérmico concluyó con la
mayor extinción masiva de la historia de la Tierra: la Extinción
Pérmico-Triásica ("The Great Dying"), que aniquiló
aproximadamente el 96% de las especies marinas y el 70% de las especies de
vertebrados terrestres, posiblemente causada por masivas erupciones
volcánicas (Siberian Traps), calentamiento global y anoxia oceánica.
La Era Mesozoica (c. 252 - 66 Ma): El
Reinado de los Reptiles y la Fragmentación de Pangea
Tras la devastación del Pérmico-Triásico, la vida se
recuperó lentamente y evolucionó hacia nuevas formas dominantes, en un mundo
geográficamente cambiante por la fragmentación de Pangea.
- Periodo
Triásico (c. 252-201 Ma): La
recuperación biótica fue lenta. En los mares, reaparecieron los arrecifes
y se diversificaron nuevos grupos de reptiles marinos (ictiosaurios,
notosaurios). En tierra, los reptiles arcosaurios se diversificaron
rápidamente, dando lugar a los linajes de los cocodrilomorfos y, crucialmente,
a los primeros dinosaurios (inicialmente pequeños y bípedos) y
pterosaurios (reptiles voladores). Los terápsidos sinápsidos
supervivientes disminuyeron en diversidad, pero de ellos evolucionaron los
primeros mamíferos verdaderos (pequeños, probablemente nocturnos). La
flora estaba dominada por gimnospermas (coníferas, cícadas, ginkgos).
Pangea comenzó a mostrar signos de fractura. El periodo terminó con otra
extinción masiva (Extinción Triásico-Jurásica), que eliminó a muchos
arcosaurios primitivos y grandes anfibios, abriendo nichos ecológicos que
serían ocupados por los dinosaurios.
- Periodo
Jurásico (c. 201-145 Ma): La
"Edad de los Dinosaurios" en pleno apogeo. Los dinosaurios se
convirtieron en los vertebrados terrestres dominantes, alcanzando tamaños
gigantescos (saurópodos como Brachiosaurus y Diplodocus)
y diversificándose en numerosos grupos (terópodos carnívoros como Allosaurus,
ornitisquios herbívoros como Stegosaurus). Los pterosaurios
dominaban los cielos. Los reptiles marinos (ictiosaurios, plesiosaurios de
cuello largo, pliosaurios) eran depredadores marinos importantes.
Aparecieron las primeras aves (Archaeopteryx), evolucionadas a
partir de pequeños dinosaurios terópodos emplumados. Los mamíferos
continuaron siendo pequeños y ecológicamente marginales. Pangea continuó
fragmentándose activamente, con la apertura del Atlántico central.
- Periodo
Cretácico (c. 145-66 Ma): Los
dinosaurios alcanzaron su máxima diversidad (tiranosáuridos,
hadrosáuridos, ceratopsianos, anquilosáuridos). Las aves continuaron
diversificándose. Un evento evolutivo crucial fue la aparición y rápida
diversificación de las angiospermas (plantas con flor), que gradualmente
reemplazaron a las gimnospermas como flora dominante en muchas regiones,
coevolucionando con insectos polinizadores. Los mamíferos, aunque aún
mayoritariamente pequeños, también se diversificaron en varios linajes
(multituberculados, monotremas, marsupiales, placentarios primitivos). La
fragmentación de Pangea continuó, dando lugar a la configuración continental
cercana a la actual, con niveles del mar generalmente altos que crearon
extensos mares interiores. La era terminó abruptamente con la Extinción
Cretácico-Paleógeno (K-Pg), causada principalmente por el impacto de un
gran asteroide en Chicxulub (Península de Yucatán) y posiblemente
exacerbada por el vulcanismo masivo de las Traps del Decán (India). Este
evento extinguió a todos los dinosaurios no avianos, pterosaurios, grandes
reptiles marinos y ammonites, entre otros muchos grupos.
Conclusión: El Legado del Tiempo
Profundo Pre-Cenozoico
La exploración de la escala de tiempo geológico
anterior al Cenozoico revela un planeta en constante transformación y una
biosfera dinámica, marcada por innovaciones evolutivas trascendentales y
cataclismos periódicos. Desde la formación ígnea del Hádico hasta la lenta
emergencia de la vida microbiana en el Arcaico, pasando por la oxigenación
atmosférica y la aparición de la multicelularidad en el Proterozoico, se
sentaron las bases químicas y biológicas para la explosión de vida compleja del
Fanerozoico. La Era Paleozoica fue testigo de la conquista de los océanos y la
tierra firme por parte de animales y plantas, culminando en la formación de
Pangea y la devastadora extinción Pérmico-Triásica. La Era Mesozoica, dominada
por los reptiles y marcada por la fragmentación de Pangea, vio la evolución de
mamíferos y aves, y la aparición revolucionaria de las plantas con flor, antes
de concluir con el impacto que redefiniría el curso de la evolución. Cada eón,
cada era, cada periodo dejó una impronta indeleble en la Tierra y en el linaje
de la vida, creando el complejo tapiz geológico y biológico sobre el cual, en
la subsecuente Era Cenozoica, los mamíferos heredarían el planeta y el linaje
primate emprendería el camino evolutivo que finalmente conduciría a la
aparición de Homo sapiens. Comprender esta profunda historia es
esencial para contextualizar la prehistoria humana no como un inicio absoluto,
sino como la continuación de un proceso evolutivo multimillonario en un planeta
en perpetuo cambio.
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