Header Ads Widget


1.2. La Dinámica Tectónica: Ensamblaje y Fragmentación de Pangea

Tiempo de lectura entre 12 t 15 min.

La configuración geográfica de nuestro planeta, lejos de ser una constante, ha experimentado transformaciones radicales a lo largo del tiempo geológico. La teoría de la Tectónica de Placas nos ofrece la clave para comprender estas mutaciones, explicando cómo los continentes se han unido y separado en ciclos de millones de años. Uno de los episodios más significativos de esta dinámica fue la formación y posterior desintegración del supercontinente Pangea, un proceso cuyas consecuencias se extienden hasta la distribución actual de la vida y el propio desarrollo de la historia humana. A continuación, exploraremos los mecanismos de la tectónica, el ensamblaje de Pangea, su fragmentación y las profundas implicaciones biogeográficas y humanas de este ciclo supercontinental.

1.2.1. La Tectónica de Placas como motor del cambio geográfico a gran escala.

La base para entender la deriva continental reside en la teoría de la Tectónica de Placas. Postula que la capa externa rígida de la Tierra, la litosfera (que comprende la corteza y la parte superior más rígida del manto), está dividida en varias placas de diferentes tamaños. Estas placas "flotan" y se desplazan lentamente sobre una capa subyacente más caliente y dúctil del manto, la astenosfera. El motor principal de este movimiento es la convección del manto: el calor interno de la Tierra genera corrientes ascendentes y descendentes de material mantélico que arrastran las placas litosféricas.

Las interacciones entre estas placas en sus límites son las responsables de la mayor parte de la actividad geológica del planeta:

·         Límites Divergentes: Donde las placas se separan. El magma asciende desde el manto para crear nueva corteza oceánica, formando dorsales mediooceánicas (como la Dorsal Mesoatlántica). Este es el proceso de expansión del fondo oceánico que impulsa la separación de los continentes.

·         Límites Convergentes: Donde las placas chocan. Pueden ocurrir tres escenarios: (a) Colisión oceánico-continental: la placa oceánica, más densa, subduce (se hunde) bajo la continental, generando fosas oceánicas, vulcanismo y cadenas montañosas costeras (ej. Andes). (b) Colisión oceánico-oceánica: una placa oceánica subduce bajo otra, formando arcos de islas volcánicas. (c) Colisión continental-continental: ninguna placa subduce fácilmente; la corteza se pliega, se fractura y se engrosa, dando lugar a grandes cadenas montañosas interiores (ej. Himalayas).

·         Límites Transformantes: Donde las placas se deslizan lateralmente una respecto a la otra, a lo largo de grandes fallas (ej. Falla de San Andrés).

Es a través de la apertura de océanos en límites divergentes y el cierre de océanos mediante subducción y colisión en límites convergentes que los continentes son transportados, agrupados y fragmentados a lo largo del tiempo geológico.

1.2.2. El Ensamblaje de Pangea (Paleozoico Tardío): Breve reseña del proceso de convergencia y colisión de continentes preexistentes (Laurasia, Gondwana, etc.) durante los periodos Carbonífero y Pérmico, mediante el cierre de océanos antiguos y grandes orogenias (Varisca/Hercínica, Apalache), culminando en la formación del supercontinente.

Pangea no fue el primer supercontinente, pero sí el más reciente cuya formación y ruptura son directamente relevantes para la geografía actual. Su ensamblaje fue el resultado de la convergencia gradual y la colisión de bloques continentales preexistentes a lo largo de la Era Paleozoica, culminando en los periodos Carbonífero y Pérmico (c. 360-260 Ma).

Antes de Pangea, masas como Laurentia (Norteamérica), Baltica (Norte de Europa), Siberia y el gran continente austral de Gondwana (Sudamérica, África, Antártida, Australia, India, Arabia), estaban separadas por océanos como el Iapetus y el Reico. El cierre de estos océanos mediante subducción condujo a colisiones continentales:

·         La Orogenia Caledónica (Silúrico-Devónico) unió Laurentia, Baltica y Avalonia, formando Euramérica (o Laurusia).

·         La Orogenia Varisca o Hercínica y la Orogenia Apalache (Carbonífero-Pérmico) representaron la colisión principal entre Gondwana y Euramérica, y la colisión de Siberia con el conjunto por el este (Orogenia Uraliana). Estas colisiones masivas formaron grandes cadenas montañosas que hoy vemos erosionadas (Apalaches, Macizo Ibérico, Macizo Central Francés, etc.).

Hacia mediados del Pérmico, estas colisiones habían soldado la mayoría de las masas continentales en Pangea, un supercontinente que se extendía casi de polo a polo, rodeado por el océano Panthalassa.

1.2.3. La Fragmentación de Pangea (Mesozoico): Inicio de la ruptura (Triásico/Jurásico), separación de Laurasia y Gondwana, apertura del Atlántico central y el Mar de Tethys. Continuación de la disgregación de Gondwana (Cretácico).

La cohesión de Pangea fue geológicamente breve. Las tensiones internas y la actividad del manto iniciaron su fragmentación (rifting) en el Triásico tardío (c. 200 Ma), un proceso que se intensificó durante el Jurásico y Cretácico. La primera gran ruptura ocurrió a lo largo de un sistema de rift que separó la porción norte de Pangea, denominada Laurasia (que incluía las masas precursoras de Norteamérica, Groenlandia y Eurasia), de la porción sur, Gondwana (compuesta por Sudamérica, África, Antártida, Australia, India y Arabia). Esta fisura inicial, asociada a intenso vulcanismo (Provincia Magmática del Atlántico Central - CAMP), dio lugar a la apertura incipiente del Océano Atlántico central y la expansión del Mar de Tethys, un vasto océano ecuatorial que se extendía entre Laurasia y Gondwana.

Durante el Periodo Jurásico y Cretácico, la fragmentación continuó implacablemente. Gondwana comenzó a disgregarse: Gondwana Oriental (Antártida, Australia, India, Madagascar) se separó de Gondwana Occidental (África, Sudamérica). Posteriormente, África y Sudamérica iniciaron su separación durante el Cretácico temprano (hace unos 140-100 Ma), dando lugar a la apertura progresiva del Océano Atlántico sur. India, junto con Madagascar, se separó de la masa combinada de África-Sudamérica y de Antártida-Australia, comenzando un rápido viaje hacia el norte a través del incipiente Océano Índico. Antártida y Australia permanecieron unidas por más tiempo, pero también iniciaron su separación durante el Cretácico tardío. Simultáneamente, Laurasia también experimentó procesos de rifting, aunque su fragmentación completa ocurriría más tarde, ya bien entrada la Era Cenozoica. Este prolongado ballet tectónico, desarrollado a lo largo de más de 150 millones de años durante la Era Mesozoica, sentó las bases para la configuración continental moderna.

1.2.4. La Apertura del Atlántico y el Aislamiento Continental (Mesozoico-Cenozoico): Expansión oceánica, separación definitiva de Sudamérica/África, Australia/Antártida, viaje de India hacia el norte. Consolidación de la geografía moderna.

Si bien la ruptura inicial de Pangea fue un fenómeno mesozoico, la configuración final de los continentes y el aislamiento de varias masas terrestres clave se consolidaron durante la Era Cenozoica (desde 66 Ma hasta el presente).

·         Océano Atlántico: La expansión de los océanos Atlántico central y sur continuó a lo largo del Cenozoico, ensanchando progresivamente la brecha entre las Américas, por un lado, y África y Europa, por el otro. La apertura del Atlántico norte, separando Norteamérica (junto con Groenlandia) de Eurasia, se aceleró durante el Paleoceno y Eoceno. Este proceso fue fundamental para definir las costas actuales y establecer una barrera oceánica mayor entre el Viejo y el Nuevo Mundo.

·         Aislamiento de Sudamérica: Tras separarse de África, Sudamérica permaneció como un continente isla durante gran parte del Cenozoico (Paleoceno, Eoceno, Oligoceno, Mioceno y parte del Plioceno). Su única conexión terrestre eventual, el Istmo de Panamá, no se formaría completamente hasta el Plioceno tardío (hace unos 3 Ma). Este largo periodo de aislamiento tuvo consecuencias biológicas extraordinarias.

·         Aislamiento de Australia y Antártida: Australia y Antártida se separaron definitivamente durante el Eoceno (hace unos 45-35 Ma). Antártida derivó hacia el polo sur, cubriéndose gradualmente de hielo a medida que el clima global se enfriaba. Australia inició su viaje hacia el norte, permaneciendo aislada de otras grandes masas continentales (excepto por conexiones intermitentes con Nueva Guinea) durante todo el Cenozoico.

·         Colisión de India y Formación de los Himalayas: India, tras su rápido viaje hacia el norte durante el Cretácico y Paleoceno, colisionó con el continente asiático durante el Eoceno (hace unos 50-40 Ma). Esta colisión monumental continúa hoy en día y es responsable del levantamiento de la meseta del Tíbet y la cordillera del Himalaya, con profundas implicaciones para el clima regional (monzones) y global.

·         Conexión Afro-Árabe-Eurasiática: Aunque con mares interiores fluctuantes (como el Tethys residual que se convertiría en el Mediterráneo), las masas continentales de África, Arabia y Eurasia mantuvieron o establecieron conexiones terrestres intermitentes o permanentes durante el Cenozoico, creando un vasto supercontinente funcional (Afro-Eurasia o "Viejo Mundo") que permitió un grado considerable de intercambio biótico a lo largo de este periodo.

Esta geografía dinámica cenozoica, caracterizada por la expansión de océanos y el aislamiento prolongado de continentes como Sudamérica y Australia, estableció escenarios evolutivos radicalmente distintos en diferentes partes del globo.

1.2.5. Implicaciones Biogeográficas y Humanas: La deriva como motor de especiación (evolución aislada en Australia, Sudamérica vs. interconexión en Afro-Eurasia). La separación fundamental entre el Viejo Mundo (cuna de la evolución hominina) y el Nuevo Mundo (poblamiento tardío por Homo sapiens), explicando desarrollos históricos y culturales independientes hasta 1492.

La configuración y la historia de la deriva continental tienen consecuencias directas y profundas tanto para la distribución de la vida (biogeografía) como para el curso de la historia humana.

·         Biogeografía: Evolución en Aislamiento vs. Interconexión: La deriva continental es uno de los principales motores de la especiación alopátrica (evolución de nuevas especies en aislamiento geográfico). Los continentes que permanecieron aislados durante largos periodos desarrollaron biotas únicas y a menudo endémicas:

o    Australia: Es el ejemplo paradigmático. Su aislamiento temprano y prolongado permitió la supervivencia y radiación espectacular de los mamíferos marsupiales (canguros, koalas, wombats, etc.), que ocuparon nichos ecológicos que en otros continentes fueron dominados por los mamíferos placentarios. También alberga a los monotremas (ornitorrinco, equidna), un linaje mamífero aún más antiguo.

o    Sudamérica: Durante su aislamiento cenozoico, desarrolló una fauna placentaria única y diversa, incluyendo grupos como los Xenarthra (perezosos, armadillos, osos hormigueros) y una radiación de ungulados nativos extintos. Los monos platirrinos (monos del Nuevo Mundo) llegaron probablemente desde África por dispersión transoceánica y se diversificaron in situ. La posterior formación del Istmo de Panamá permitió el Gran Intercambio Biótico Americano (GABI), donde especies norteamericanas invadieron el sur y viceversa, llevando a la extinción de muchos grupos sudamericanos nativos, demostrando el impacto de la ruptura del aislamiento.

o    Madagascar: Separada de África e India desde el Cretácico tardío, desarrolló una biota extremadamente endémica, destacando la radiación única de los lémures.

o    Afro-Eurasia (Viejo Mundo): En contraste, la mayor interconexión de África y Eurasia permitió un mayor grado de intercambio faunístico y una historia evolutiva compartida para muchos grupos de mamíferos, incluyendo el linaje que condujo a los humanos.

·         Historia Humana: Dos Mundos Separados: La implicación más trascendental de la deriva continental para nuestra especie es la separación fundamental entre el desarrollo humano en el Viejo Mundo (Afro-Eurasia) y el Nuevo Mundo (América).

o    Origen en el Viejo Mundo: Toda la historia evolutiva de los homininos, desde los primeros bípedos del Mioceno tardío africano hasta la aparición y dispersión inicial de Homo sapiens, ocurrió exclusivamente dentro del contexto interconectado de África y Eurasia. La evolución de la tecnología lítica, el control del fuego, el lenguaje complejo y las primeras formas de arte y simbolismo son fenómenos del Viejo Mundo.

o    Poblamiento Tardío de América: El continente americano permaneció deshabitado por humanos hasta relativamente tarde en la prehistoria. El poblamiento se produjo a través del puente terrestre de Beringia (conectando Siberia y Alaska), expuesto durante los periodos de bajo nivel del mar de la última glaciación del Pleistoceno (probablemente hace entre 25.000 y 15.000 años). Esto significa que los primeros americanos eran ya Homo sapiens modernos, portadores de tecnologías del Paleolítico Superior.

o    Desarrollos Independientes: Una vez pobladas las Américas, sus habitantes quedaron aislados del Viejo Mundo hasta la llegada de los europeos en 1492. Durante milenios, las sociedades americanas desarrollaron trayectorias culturales completamente independientes: Domesticaron un conjunto único de plantas (maíz, papa, tomate, frijol, calabaza, cacao, etc.) y animales (llama, alpaca, pavo, cuy), distinto del repertorio del Viejo Mundo. Desarrollaron formas complejas de organización social, política y religiosa, incluyendo jefaturas, estados e imperios (como los Mayas, Aztecas e Incas). Inventaron sistemas de escritura independientes (notablemente en Mesoamérica). Desarrollaron tecnologías metalúrgicas (especialmente en los Andes), pero sin alcanzar una "Edad del Hierro" comparable a la del Viejo Mundo.

o    El Contacto y sus Consecuencias: La llegada de los europeos en 1492 representó el fin abrupto de este aislamiento milenario. El "Columbian Exchange" (intercambio de plantas, animales, tecnologías, ideas y, trágicamente, enfermedades) tuvo consecuencias transformadoras y a menudo devastadoras, especialmente para las poblaciones indígenas americanas, marcando el inicio de una nueva era de historia global interconectada.

Conclusión (del apartado 1.2): El Legado Geológico de la Historia Humana

La deriva continental, impulsada por la tectónica de placas, no es meramente un proceso geológico abstracto; es una fuerza fundamental que ha esculpido el escenario físico y biológico de nuestro planeta. La fragmentación de Pangea y la configuración resultante de continentes y océanos, particularmente la apertura del Atlántico y el aislamiento prolongado de masas como Sudamérica y Australia, dictaron caminos evolutivos divergentes para la vida en la Tierra. Para la historia humana, esta dinámica geológica tuvo la consecuencia primordial de crear dos "mundos" – el Viejo y el Nuevo – que experimentaron miles de años de desarrollo cultural independiente. La cuna de la evolución hominina estuvo en Afro-Eurasia, mientras que las Américas permanecieron como un vasto continente virgen para nuestra especie hasta el final del Pleistoceno. Reconocer esta separación fundamental, arraigada en la profunda historia geológica del planeta, es indispensable para abordar cualquier intento de construir una historia universal de la humanidad, permitiéndonos apreciar tanto las similitudes surgidas por convergencia como las profundas diferencias resultantes de trayectorias históricas y evolutivas separadas por océanos que tardaron millones de años en formarse.

Articulo academico: INSTITUTO DE GEOLOGIA U.N.A.M


Publicar un comentario

0 Comentarios